Hace dos años atrás, 27 de agosto de 2019, en el marco de la celebración de la Semana de la Educación Técnico Profesional, el Intendente Regional de Tarapacá y el Seremi de Educación nos invitó a participar de un seminario, junto a otros actores de la formación técnica regional, para conocer los avances del decenio en cuanto a la política pública para mejorar la calidad, pertinencia e impacto de la formación TP.
En esa oportunidad recordábamos cómo durante el 2006, con la publicación del Informe Técnico “Más y Mejores Técnicos para Chile”, inauguramos como país una serie de reportes elaborados por el Mineduc y por diferentes consejos de asesores y comisiones nacionales, los que se tradujeron en políticas y estrategias nacionales que nos permitieron avanzar en algunas áreas clave para la formación de técnicos, tales como el Marco de Cualificaciones, con algunas cualificaciones sectoriales, o la apertura de la Formación Técnica de Nivel Superior (FTNS) con posibilidad de ingreso especial bajo el sistema de Reconocimiento de Aprendizajes Previos (RAP), cuyo propósito es valorar los conocimientos que han adquirido en el tiempo las personas con experiencia laboral, facilitando y formalizando su trayectoria formativa.
Sin duda, todos grandes avances que sintonizaban con el escenario de transformaciones de la revolución industrial 4.0, buscando transformar la Formación Técnica en una alternativa de educación prioritaria para el desarrollo de la industria y mejorando su atractivo para los y las jóvenes de un Chile que requería nuevas competencias para afrontar el siglo XXI.
Hoy, a causa de dos años de una pandemia que ha remecido la economía y la sociedad mundial, nos vemos enfrentados a una incertidumbre económica y social sin precedentes. Varias empresas han quebrado, otras han debido reinventarse y muchas han visto mermado sus ingresos. Bajo este escenario, ¿Cuáles son las empresas que han podido resistir mejor este escenario? y ¿Cuál es el perfil del profesional o técnico que ha sido capaz de enfrentar mejor esta crisis social y económica?.
Definitivamente, la pandemia aceleró y premió a los pioneros de la Industria 4.0. Hasta ahora, quienes habían incorporado tecnologías a sus procesos y flexibilizado sus jornadas, previo a la llegada del COVID-19, lograron posicionarse mejor para responder a la crisis. La rápida adaptación al uso de la tecnología, la agilidad en las respuestas y, la gran capacidad técnica y la reinvención, ha sido la clave para que muchas empresas hayan logrado sortear de mejor manera esta crisis que nos ha afectado a todos.
En este sentido, el perfil que se requiere de los técnicos para el SXXI es la capacidad de aprender a aprender a lo largo de la vida, como también, estar dispuesto a trabajar colaborativamente en equipos interdisciplinarios, tener conocimientos digitales, poder tomar la iniciativa y decisiones en contextos de incertidumbre, y a su vez, lograr trabajar con autonomía y responsabilidad; todas, herramientas básicas para crear, innovar y emprender en contextos de alta complejidad. Finalmente, a nuestro juicio, el mundo del trabajo y la articulación educación-empresa es, más que nunca, la llave para transformar y hacer más pertinente y dinámica la formación de nuestras y nuestros técnicos del Siglo XXI.
JUAN ÁLVAREZ GUZMÁN
DIRECTOR CONEXIUM