Soledad Fuentes de 30 años llegó desde el sur de Chile a hacer clases el Liceo Sergio González Gutiérrez de Pozo Almonte.
Estudió pedagogía en lenguaje porque ama la literatura, la lectura y las letras. Vivió en Los Lagos y estudió en Universidad Austral en Valdivia. Se tituló y buscó trabajo hasta que se abrió una posibilidad en Pozo Almonte y, sin dudarlo dos veces, viajó hasta el otro extremo del país a vivir su primera experiencia como docente.
“Era muy difícil conseguir trabajo, justo había sido el estallido social, así que cuando se me dio esta oportunidad la tomé. Había escuchado hablar de Iquique y de Pozo Almonte, lo había visto en la tele, en reportajes, y como yo siempre había querido conocer otros lugares no me complicó la distancia”, indicó.
Expectativa-realidad y trabajo colaborativo
Para Soledad este año todo fue nuevo, no solo porque obtuvo su primer trabajo en una ciudad que no conocía, sino que también porque nunca se imaginó que su primera experiencia como docente sería tan diferente a lo que le enseñaron en el universidad, espacio donde aprendió muchas cosas pero nada sobre cómo enfrentar pandemias y hacer clases virtuales. Es ahí donde para ella cobra tanta importancia Nelly, la profesora más antigua del liceo, con quien ha trabajado desde el primer día, a quien admira mucho por su experiencia y años de servicio, y sobre todo, por su entrega, ganas de enseñar y de seguir aprendiendo.
“La profesora Nelly lleva más de 30 años trabajando en el liceo, hace clases de lenguaje y también estaba terminando un magister en Educación. Ella a mí siempre me aconseja, me dice que siga estudiando, porque aunque no me suban el sueldo por tener más títulos, es una oportunidad para ganar nuevas experiencias. Además, ella podría haber trabajado sola, pero me invitó a planificar con ella y como ambas trabajamos con segundos medios nos resultó muy bien; ahí nació el trabajo colaborativo entre profesoras de diferentes generaciones”, aseguró.
Al principio Soledad pensaba que se tendría que apoyar 100% en Nelly y los colegas más antiguos, sin embargo durante la pandemia se ha dado cuenta que el apoyo debe ser mutuo, más allá de los niveles de experiencia de cada uno/a y de los años de servicio, ya que hay diferentes tipos de conocimientos, técnicas y experiencias que se pueden compartir entre docentes.
“Tras la pandemia nos terminamos apoyando las dos, ella con su experiencia en aula y yo con el uso de la tecnología. Hicimos una mezcla entre mis conocimientos y los suyos. Se nos ocurren actividades juntas, nos comunicamos constantemente por todos los medios, estamos muy conectadas. Yo la apoyo explicándole acerca de las redes sociales, sobre cómo agregar imágenes a informes y cómo sacarle más provecho a las clases virtuales, mientras que ella con su gran experiencia y conocimiento. Yo soy como una “esponjita”, absorbo todo, estoy aprendiendo mucho y me doy cuenta que ella está contenta con el trabajo, siempre me lo reconoce”, señaló.
Asesorías Conexium
Soledad nos cuenta que ha aprendido mucho en las asesorías de Conexium con Francisca Concha, que de a poco se ha “ido soltando”, abriéndose más y ha llegado a grandes reflexiones después de los talleres y asesorías. Respecto de esta temática, comentó:
“Hace poco tuvimos una reunión donde Francisca nos pidió improvisar para ver cómo haríamos una clase en caso de un reemplazo o imprevisto. Trabajé con otra colega y nos dimos cuenta que tenemos una visión diferente a los demás porque en el ejercicio nosotras planificamos la clase muy rápido, centrándonos en el objetivo y viendo cómo cubrir esas horas, en cambio los otros grupos tenían una planificación en Word muy ordenada. Ahí notamos que más que pensar en el documento habíamos pensado en la clase misma. Francisca reconoció nuestro trabajo, y lo puso como ejemplo para mostrar que no todo lo podemos planificar ya que siempre hay que considerar la expectativa-realidad, y finalmente nos dijo que así como nosotras aprendemos mucho de los profesores más antiguos, ellos aprenden de las más nuevas.
También hago clases nocturnas de lenguaje y de filosofía, y me han servido mucho las guías que trabajamos con Conexium. Aunque este tipo de trabajo me hace darme cuenta que falta que nos enfoquemos más en las clases nocturnas, no solo en la transición de los estudiantes de básica a media. Quizás ahí Conexium podría colaborarnos.
Este año ha sido agotador y el que viene será igual, así que creo que vamos a tener que colocar énfasis en las prácticas pedagógicas a distancia. Me gustaría que tuviéramos asesorías tecnológicas niveladas para docentes”.